Los registros antiguos, en China y Babilonia, principalmente, nos informan del avistamiento de muchos eclipses, pero en pocas ocasiones las explicaciones van más allá de las teorías astrológicas, supersticiosas o religiosas. Es de sobra conocido que los antiguos chinos creían que un dragón gigante se comía el Sol, por lo que para espantar a ese dragón maligno, las gentes se afanaban en hacer mucho ruido estridente con todo tipo de instrumentos, además de sacrificios y rezos. El documento más antiguo que registra un eclipse de Sol procede precisamente de China, y recuerda uno sucedido en el año 2134 a.C. Según la leyenda, Hsi y Ho, los astrónomos de la corte, ese día estaban tan borrachos que olvidaron advertir a su rey, por lo que a éste le pilló desprevenido y no pudieron organizar todos los actos previstos ante un fenómeno de esta magnitud. El resultado fue que Hsi y Ho fueron ajusticiados.
Son muchas las leyendas que se relacionan con eclipses, como la que he comentado brevemente con anterioridad. Sin embargo, no son tantos los hechos históricos de relieve que puedan documentarse, con anterioridad a la era cristiana, en relación a los eclipses de Sol. Una de estas excepciones es la del eclipse total de Sol del año 585 a.C. que sucedió cuando medos y lidios luchaban por el control de Anatolia.
Introducción histórica
Los medos
Asentados en la llanura irania con capital en Ecbatana, eran a comienzos del siglo VII a.C. uno más de los numerosos pueblos dominados por los asirios, cuyo ejército, en aquellos tiempos, era temido casi por invencible. Sin embargo, durante el siglo VII la situación se iría tornando favorable para los medos. El rey medo Fraortes (ca. 675-653 a.C.) pudo dominar a los persas y unirlos en un creciente reino que, tras la muerte del rey asirio Assurbanipal, encontró más facilidades en su objetivo de desprenderse del yugo al que mediante la ocupación o los abultados tributos le sometían los asirios. Los ejércitos asirios estaban al límite de sus posibilidades. Todas las fronteras del imperio asirio eran un hervidero de rebeliones y luchas, por lo que la formidable máquina militar asiria se encontraba exhausta. La muerte del gran rey acentuó la crisis de Asiria y ésto no fue desaprovechado por los pueblos que hasta entonces se hallaban vasallos. Los escitas y los cimerios atacan la llanura siria por el norte, los medos por el este. Al morir Assurbanipal hacia 627 a.C., el trono es disputado entre sus dos hijos y ésto provoca una grave e irremediable crisis. Nabopolassar, en 625 a.C. consiguirá independizar Babilonia de Asiria y coronarse rey fundando la X dinastía babilónica, la de los caldeos. Un nuevo frente se creaba. El otrora enemigo de Asiria, Egipto, se convierte en estos momentos en su última esperanza de supervivencia, pues Asiria se halla en un avispero y es atacada por casi todos los flancos.
Egipto, donde gobernaba Psamético I, veía con malos ojos la debacle de Asiria, pues entendía que ésto sólo podía llevar a la creación de una nueva gran potencia. Era preferible, pues, luchar por la supervivencia de los asirios para así mantener viva a la que durante los últimos siglos había sido la primera potencia de esa región.
El hijo de Fraortes, Ciaxares, cuyo nombre auténtico es Uvarkhshattra (ca. 653-584 a.C.), uno de los dos protagonistas principales del eclipse del año 585 a.C., sacando partido de este período turbulento se convertiría en el más grande y célebre de los reyes medos. En el año 614 a.C. tomó Assur, donde firmó con Nabopolassar una alianza que no iba a significar otra cosa que el acta de defunción de los asirios. Como parte de esta alianza, Ciaxares casó a su hija Amitis con el futuro Nabucodonosor II.
En 612 a.C. los ejércitos medos y babilonios subieron el Tigris hasta alcanzar la capital asiria, la célebre Nínive. Tras dos meses de durísimo asedio la ciudad fue tomada y destruída. Era tal el odio que los asirios se habían ganado durante sus años de hegemonía que incluso en la Biblia se dice que no hubo nadie que se lamentara de su destrucción. Allí debió morir el rey asirio Sinsharishkun, aunque uno de sus oficiales, Ashuruballit II, tomaría el cetro asirio escapándose de la masacre apoyado por el resto del ejército asirio y los contigentes egipcios enviados por el faraón, estableciéndose en Harran, donde tres años después Asiria pasó definitivamente a la historia. Las palabras de Nabopolassar son dignas de reproducir aquí:
"He masacrado el país de Subartu (Asiria), he transformado este país hostil en un montón de ruinas. El asirio que, desde los lejanos días, había gobernado todos los pueblos y cuyo pesado yugo había infringido heridas a toda la población del país, lo puse a los pies de Acad y me sacudí su yugo"
Ciaxares, aliado con los caldeos de Babilonia, llevó con su ejército medo el peso principal de la lucha que acabaría con los asirios y que supondría un vuelco inaudito del panorama geopolítico del Medio Oriente. Sin embargo, la mayor parte del territorio asirio pasó a manos de los babilonios. Ciaxares se quedó, no obstante, con Harran. Esa plaza interesaba a los medos como punta de lanza desde donde luchar por el control de Anatolia. Hacia 590 a.C. Ciaxares invadía el reino de Urartu y la Capadocia, entrando así en conflicto abierto con los lidios.
Los lidios, cuya capital era Sardes, son el segundo pueblo protagonista de esta historia. Aunque era un reino relativamente pequeño del sur y oeste de Anatolia, las crónicas hablan de él como un reino rico y poderoso. A mediados del siglo VII a.C. el rey Gyges de Lidia tuvo que soportar los continuos ataques de los cimerios. Su hijo, Ardys, a pesar de los cimerios mantuvo el empeño de su padre en el oeste, luchando por el control de las ciudades griegas que, como Priene, cayeron en sus manos. Sin embargo, la codiciada Mileto quedaba fuera de sus posibilidades, pues Lidia carecía de flota. A Ardys se debe la fabricación de las primeras monedas en el mundo, de oro. Tras Ardys, en 625 a.C., siguió el oscuro Sadyattes, y a éste le siguió su hijo Alyattes, protagonista con Ciaxares del eclipse de 585 a.C.
El rey Alyattes de Lidia siguió luchando contra los griegos del oeste de Anatolia. Tomó Smyrna, dejó inconclusa la guerra contra Mileto y firmó un tratado con Éfeso. Pero también se volvió contra los cimerios hacia el este, a los que derrotó. Tomó la ciudad de Gordium y llevó la frontera de su reino hasta el curso del río Halys, en donde empezarían sus problemas con un poder mayor, los medos.
Thales de Mileto
Entre los integrantes del ejército lidio estaba Thales de Mileto. Éste era astrónomo, matemático, ingeniero e incluso un hombre de estado. Según Plutarco (Solon 3: 4), Thales fue el único hombre sabio de su tiempo que llevó sus elucubraciones más allá del reino de lo práctico. Platón recuerda una ocasión en la que Thales estaba tan ensimismado observando las estrellas que cayó en un pozo. Tal vez esta referencia, como otras curiosas, no sean más que leyendas irreales que, no obstante, intentan explicar el minucioso trabajo que Thales llevaba a cabo en varios campos del saber alejándose de los problemas mundanos y prácticos del día a día. Según Pausanias (10: 24, 1), Thales fue uno de los siete sabios que firmaron en el templo de Delphi la inscripción en la que se resumían las "máximas útiles para la buena vida del hombre" ("conócete a tí mismo", etc.). Sin embargo, buena parte de la sabiduría matemática de Thales procedía del antiguo Egipto, principalmente en lo que a la geometría se refiere. De hecho, el filósofo griego Proclus, en el siglo V d.C. indicó que Thales había estado en Egipto antes de difundir sus conocimientos de geometría. También, en su concepción del universo tiene claros paralelismos con las creencias egipcias, como la creencia de una tierra flotando sobre el agua o el que todas las cosas vinieran del agua.
Los caldeos, cuya dinastía transcurrió entre los años 626 y 539 a.C., contaban con amplios registros de observaciones astronómicas. Sin embargo, según Neugebauer, no eran conocedores del ciclo saros (223 meses sinódicos coinciden casi exactamente con 242 meses dracónicos) de 18 años y 10 u 11 días. Teniendo en cuenta dicho ciclo, cuando se observa un eclipse lunar, puedes predecir otro que ocurrirá 223 meses lunares después, en luna llena, con ocho horas de retraso y 120º más hacia el oeste. Con el tercer saros (exeligmos) se cierra el círculo, pues vuelve a ocurrir en el mismo lugar y hora, tras 54 años y 34 días. Basándose en la recopilación de cientos de años de observación se podrían haber apreciado estas repeticiones de fenómenos con regularidad, pero no sabemos si Thales debió adquirir esta sabiduría de ellos, del estudio de sus registros o de otro modo. Por el mismo método del ciclo saros, Thales pudo haber sido capaz de predecir el eclipse total de Sol del año 585 a.C. Sin embargo, es muy dudoso que, tratándose de un eclipse solar donde la banda de totalidad es muy estrecha, pudiera predecir la hora (siquiera el día) exacta y el lugar desde donde dicho fenómeno pudiera observarse. Seguramente, la predicción quedó en el año y, tal vez, la semana en la que podía producirse. Neugebauer insiste en que los caldeos no conocieron el saros, pues cuatro siglos después sigue observándose lo rudimentario del cálculo en este aspecto.
El eclipse
La historia política de este eclipse podríamos comenzarla cinco años antes. En el año 590 a.C. los medos prosiguieron su expansión hacia el oeste y chocaron con los lidios de Anatolia. Desde entonces, se desarrolló una guerra sin cuartel entre la potencia meda, que había derrotado a los asirios y controlado momentáneamente a los babilonios, y los lidios, que se convertían en el último obstáculo hacia occidente y el Egeo. Así llegamos a ese día del año 585 a.C.. Algunas fuentes antiguas relatan lo acontecido el día del eclipse y son una prueba directa del transtorno que ocasionó la observación de este fenómeno astronómico:
Herodoto de Halicarnaso, que vivió entre 485-420 a.C., escribió dos referencias al eclipse del año 585 a.C. En Historias, I: 74 leemos:
"Tuvo lugar una guerra entre los lidios y los medos durante cinco años, en los que muchas veces los medos vencieron a los lidios y muchas los lidios a los medos. Dentro de ella incluso llevaron a cabo una batalla de noche: a ellos, que proseguían en condiciones de igualdad la guerra, en el sexto año, iniciado el combate, les aconteció que, trabada la batalla, el día de repente se hizo noche. Tales de Mileto había predicho a los jonios que sucedería esta mutación del día, habiendo propuesto como término el año ese en el que ciertamente tuvo lugar el cambio. Y los lidios y los medos, cuando vieron que se hacía de noche en lugar de día, pusieron fin a la batalla y de manera especial se apresuraron también ambos a que se hiciera la paz entre ellos. Y quienes los reconciliaron fueron estos: Siénesis, cilicio, y Labineto, babilonio. Éstos fueron los que se esforzaron por que se produjera la alianza entre ellos, e hicieron un intercambio matrimonial: en efecto, decidieron que Alyattes entregara a su hija Aryenis a Astiages, el hijo de Ciaxares; pues sin un lazo fuerte unos tratados firmes no pueden mantenerse. Y, en cuanto a los pactos, hacen esos pueblos lo que los helenos y, además de esto, una vez que se cortan los brazos a nivel de la piel, chupan mutuamente la sangre"
Y en Historias I, 103, Herodoto señala esto otro:
"Y después de morir Fraortes le sucedió Ciaxares, el hijo de Fraortes, hijo de Deyoces. Se cuenta que éste fue todavía mucho más valeroso que sus antepasados; y fue el primero que distribuyó por cuerpos militares a los de Asia, y el primero que dispuso que se colocaran separadamente cada uno de ellos, los lanceros, los arqueros y los jinetes. Hasta entonces habían estado todos mezclados indistintamente. Éste es el que luchó contra los lidios cuando noche el día se hizo mientras luchaban, y el que unió a sí todo el Asia del lado de allá del río Halys".
Plinio, en el siglo I d.C., también hizo referencia a la predicción de Thales (Naturalis Historia, II: 53):
"El descubrimiento original (de la causa de los eclipses) fue realizado en Grecia por Thales de Mileto, quien en el cuarto año de la 48ª olimpíada (año 585-4 a.C.) predijo el eclipse de Sol que ocurrió durante el reinado de Alyattes, en el año 170 después de la fundación de Roma (año 584-3 a.C.)"
La visión del eclipse, considerado como un signo divino, hizo que, como cuenta Herodoto, las dos partes beligerantes se reunieran con celeridad para llegar a un acuerdo de paz. Así es como seis años contínuos de guerras entre lidios y medos llegaban a su fín. Nabucodonosor II, rey de la dinastía caldea de Babilonia actuó como árbitro en la resolución del conflicto, llevándose en compensación todo el llano litoral de la Cilicia, en la actual Turquía. En el acuerdo de paz quedó también estipulado que una hija del rey de Lidia, llamada Aryenis, debía casarse con el hijo del rey de los medos, Astiages.
Sin embargo, aunque aliado de los medos, Nabuconosor era consciente del creciente peligro que el imperio medo podía llegar a ocasionar, por lo que amurallará Babilonia, donde los jardines colgantes serán considerados por los autores clásicos como una de las siete maravillas del mundo conocido.
El eclipse tuvo lugar el 28 de mayo del año 585 a.C. (año -584) y en el momento de su máximo tuvo una magnitud aparente de 1,08 y una duración de 6'05" en su punto central (figs. 4 y 5). Este punto se encontró en pleno océano Atlántico, a 40º de longitud oeste y 37º 41,7' de latitud, a las 14:18 TU, encontrándose el Sol a una altura de 71º. En ese punto, la anchura de la totalidad era de 270 km. pero, lógicamente, ningún ser humano estuvo en ese tiempo en dicha posición. Aún faltaban más de dos mil años para que la expedición capitaneada por Colón descubriera América y la navegación atlántica se hiciera más común.
La batalla del año 585 a.C. no sabemos donde tuvo lugar exactamente, pero algunas pistas nos ayudan a situarla: primero, el hecho de que desde el lugar de la batalla se vió el eclipse total, por lo que debemos situarla en algún punto en el interior de la sombra de totalidad; segundo, que tras la paz firmada el río Halys (actual Kizilirmak) se convirtió en la frontera entre Lidia y Media; y, tercero, que los medos fueron los que atacaron en territorio contrario, por lo que el encuentro debió producirse en la frontera o en el interior de Lidia. Considerando estos elementos, debemos centrarnos en la península de Anatolia para observar por dónde pasó la sombra de totalidad y tener en cuenta las condiciones del eclipse. En este sector geográfico las coordenadas y elementos del paso de la totalidad son las siguientes:
Long. Latitud T.U. Alt. Azi. Km. Duración
al norte media al sur
026°E 41°43.7'N 39°23.9'N 40°33.4'N 15:45:05 17 282 242 03m47s
028°E 41°08.5'N 38°48.9'N 39°58.3'N 15:46:03 15 284 241 03m42s
030°E 40°31.8'N 38°12.3'N 39°21.6'N 15:46:55 14 285 239 03m38s
032°E 39°53.5'N 37°34.3'N 38°43.5'N 15:47:40 12 287 238 03m33s
034°E 39°13.8'N 36°54.9'N 38°03.9'N 15:48:19 10 288 236 03m29s
036°E 38°32.7'N 36°14.2'N 37°23.0'N 15:48:52 08 289 235 03m24s
038°E 37°50.3'N 35°32.3'N 36°40.8'N 15:49:18 06 291 233 03m20s
Como vemos en la figura la banda de totalidad cruzó Anatolia de NO a SE diagonalmente, tocando el curso medio del río Halys y la ciudad de Tarsus en dirección al territorio caldeo. En la longitud del curso del Halys la duración del eclipse, en su punto central, era de poco menos de tres minutos y medio, y estaba a menos de diez grados de altura sobre el horizonte oeste.
Imaginemos que la batalla entre medos y lidios se produjo e unos 33º de longitud E, suponiendo que los medos hubieran cruzado la orilla del río Halys a una latitud de cerca de 39º. Imaginemos que los medos vienen directamente del este y los lidios del oeste. En estas condiciones ¿cuál hubiera sido la impresión del eclipse a ojos de los soldados de ambos bandos?. Partiendo de las suposiciones dadas, y con los elementos que tenemos, la reconstrucción es relativamente sencilla. Si los lidios estaban al oeste habrían tenido a su favor el Sol en la espalda, que en el momento de la totalidad sólo estaba 11º por encima del horizonte astronómico. El Sol estaba, pues, bajo y con un azimut de 287,5º, en el oeste. Este fenómeno se producía a las 15:48 T.U.
Sea como fuere, el impacto de la visión del Sol engullido debió surtir efecto entre la tropa y sus mandos. Las supersticiones ampliamente arraigadas en la antigüedad, la visión catastrofista del eclipse, las calamidades y desgracias a los que a un fenómeno tal se asimilaba, no pudieron terminar de otro modo. Rápidamente, como señala Herodoto, las dos partes beligerantes se reunieron y dieron por finalizada una guerra que había durado seis años. Aquel 28 de mayo del año 585 a.C., una sombra hizo envainar las espadas.